Another brick in the wall de Pink Floyd. Todo sobre el himno
Written by ADMIN on 19/12/2022
Todos los detalles sobre una de las canciones más destacadas del siglo XX y la obra cumbre de la banda británica, The Wall
FICHA
Canción: Another brick in the wall
Grupo: Pink Floyd
Autores: Roger Waters
Disco: The Wall
Duración: 3:11 + 3:48 + 1:14
Posición en disco: 3, 5 y 12
Publicación: 23 de noviembre de 1979. 30 de noviembre, en LP.
Grabación: Britannia Row, de Londres; Super Bear de Niza, Miraval de Correns, 30th Street de Nueva York; Producers Workshop de Los Ángeles y Cherokee de Hollywood. Entre diciembre de 1978 y noviembre de 1979.
Producción: Bob Ezrin, David Gilmour, James Guthrie y Roger Waters.
Posición más alta en listas: 1 (UK Charts y Billboard)
Discográfica: EMI (Harvest), en Reino Unido y Europa; Columbia-CBS en Estados Unidos.
Hoy toca hablar de Another brick in the wall de Pink Floyd. En realidad, toca hablar de muchas cosas.
La primera es que este blog ya lleva publicados cientos de análisis de canciones, pero aún a día de hoy a uno le pesa mucho la responsabilidad cuando se pone delante de la obra de grupos como éste. Por supuesto, hay pendientes análisis de bandas como The Beatles.
Contenidos de esta entrada
Estructura de Another brick in the wall
Another brick in the wall de Pink Floyd se compone de tres partes, de tres minutos y once segundos, tres minutos y cuarenta y ocho segundos y un minuto y catorce segundos, respectivamente.
Unidas, sumarían ocho minutos y trece segundos, aproximadamente una décima parte de la duración global del álbum en el que se publicó, The Wall, que vio la luz a finales de noviembre de 1979. Si bien, el segundo corte (Another brick in the wall, pt. 2) se convirtió en el primer adelanto del LP, una semana antes de su lanzamiento.
Las tres partes, escritas por el bajista de la banda, Roger Waters, aparecen en el disco de ópera rock, y tratan de ofrecer cada una un verso, que se repite en dos ocasiones:
Una de ellas, por parte de los miembros de la banda y otra por el coro invitado, 23 niños de entre doce y catorce años, provenientes de una escuela pública de Londres, Islington Green School, próximo al estudio de Pink Floyd, que se subieron al carro de las reclamaciones de derechos de autor hace unos años -en 2004-, porque no habían visto un penique de las ganancias por el disco.
Significado de Another Brick in the Wall
Estamos ante una de las canciones protesta más importantes de la Historia. Publicada en un momento en el que hay un choque entre dos bloques antagónicos -capitalismo/occidente frente a socialismo o comunismo/este-, que en los libros de Historia ha pasado reflejado como la Guerra Fría, que tuvo lugar en los años comprendidos entre el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) y la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS (1989-1991).
La canción -en sus tres etapas-, al igual que el conjunto del disco que las acoge, The Wall, reflexiona sobre la condición humana y las circunstancias sociológicas que frenan el crecimiento humano y la armonía entre quienes habitan el planeta.
Another brick in the wall, pt. 1
Pink es el protagonista de esta historia conceptual.
Y, cuando se produce la muerte de su padre, en una batalla ocurrida en la Segunda Guerra Mundial, se encierra en sí mismo para rebajar al mínimo el dolor vital, de manera que inicia un distanciamiento con el mundo que le rodea.
Another brick in the wall, pt. 2
La segunda parte es, en esencia, una queja a la cultura del terror que imperaba en muchos colegios hace no demasiadas décadas, en particular en los internados.
En la película de 1982 que dio continuidad al enorme éxito de The Wall -y de título homónimo- los niños ingresan en un colegio y caminan, en formación, hacia una picadora de carne, convirtiéndose en clones, antes de amotinarse e incendiar la escuela.
Musicalmente, enlaza con el tema anterior en el track del álbum, The happiest days of our lives, por lo que se recomienda enormemente escucharlas unidas.
La epicidad de ese tema previo en su tramo final, enlazando con el inicio de Another Brick in the wall, pt. 2, dan idea de la altura del disco.
Preguntado sobre el tema, David Gilmour apuntó que el sonido disco surge a partir de un consejo del productor Bob Ezrin, quien les animó a pisar la calle e interesarse por la música disco.
La percusión de Another brick in the wall, pt. 2, a mi modesto entender, es la columna vertebral del tema, aunque cuenta con una fuerte estructura ósea alojada en el resto de instrumentación.
La canción sonaba lenta
Roger Waters tiene otra visión: «La canción sonaba lenta, casi como un canto o un mantra, a 100 beats por minuto. Para darle un poco de fuerza, Bob Ezrin agregó un bombo en cada tiempo, lo que hizo que la canción fuera un animal diferente a algo tocado en una guitarra acústica. No es un ritmo disco, como ha dicho mucha gente, sino más bien un latido del corazón. Es genial».
El tema fue publicado como single, el primero que lanzaron tras más de once años -el anterior fue Point me at the sky-, y logró despachar más de cuatro millones de copias, siendo número 1 en hasta catorce países.
En el listado de la revista Rolling Stone sobre Las 500 mejores canciones de todos los tiempos ocupó el puesto 384.
Another brick in the wall, pt. 3
Pink conoce la infidelidad de su esposa y decide aislarse de forma completa de un mundo injurioso.
En ese momento decide que todos los que le rodean no son más que ladrillos del muro.
¿Qué pasó con el coro de Another brick in the wall?
Nick Griffiths, ingeniero de sonido, tenía el encargo de grabar sólo a dos o tres niños, tal como había sucedido con una grabación anterior de Todd Rundgren, que incorporó en cada canal del estéreo una voz.
Pero sugiere grabar al coro completo, para lo que el director de música de la escuela, Alun Renshaw, sólo autoriza poco menos de tres cuartos de hora en el día de autos, si bien, durante una semana practica para grabar con garantías en el estudio de la banda.
El resultado es conocido.
El maestro estaba entusiasmado con el resultado, aunque temía por que la directora del centro frenara la grabación si conocía el texto que debían enunciar los niños.
Por fortuna, aquello no sucedió.
Pero, y ¿por qué se quejaron los pequeños cuando ya eran mayores?
A cambio de ceder sus voces, los niños recibieron entradas para un concierto de Pink Floyd, un álbum y un sencillo.
La escuela, además, obtuvo un pago único de mil libras esterlinas. Pero, en realidad, no se firmó contrato alguno que contuviera las potenciales regalías de los menores.
Tras cambiar la norma sobre los Derechos de Autor en Reino Unido, en 1996, pueden reclamar. Años más tarde, como siempre, un abogado sagaz, investiga y moviliza a los integrantes de aquel coro, a través de Friends Reunited, y con éxito reclaman las regalías ante la Asociación de Derechos de los Medios de las Artes Escénicas.
Por supuesto, la letra creó polémica.
En una sociedad tradicionalista como pocas, como es la británica, la Autoridad de Educación del Interior de Londres, puso el grito en el cielo, e incluso se llegó a hablar del malestar de la primera ministra, la laborista Margaret Thatcher.
El origen de The Wall, el disco
Este trabajo surgió cuando el bajista Roger Waters, en plena gira In the flesh, en 1977, tiene la idea de crear un personaje basado en él mismo y en el ex compañero de la banda Syd Barrett (quien protagoniza la película de 1982). A su entender, aquel tour, se había convertido en «un evento» en lugar de una «relación controlada y ordinaria entre músicos y audiencia».
Tan lejos llegó aquello que en una ocasión, cuando unos asistentes a un show lanzaron petardos, Waters dejó de tocar y les echó una bronca importante. El 6 de julio de 1977, en el Estadio Olímpico de Montreal, en Canadá, un grupo de fans absolutamente emocionados, próximos al escenario, irritaron tanto al bajista, que escupió a uno de ellos.
En realidad, aquél fue el punto de partida.
Aquella misma noche, el autor intelectual de The Wall habló con el productor Bob Ezrin, y con un psiquiatra amigo de éste, porque estaba absolutamente desesperado, la fama cuesta, y le expresó su deseo de aislarse de una manera singular: construyendo un muro en el escenario, entre él y el resto de la banda y el público…
Aquella enajenación generó uno de los discos más importantes de la historia del rock.
Pink, el protagonista de la Historia
Relaciones traumáticas con figuras autoritarias. Pérdida de un padre en la infancia… ¿Te va sonando, verdad?
Roger Waters perdió a su padre, Eric Fletcher Waters, en la batalla del puente de Anzio, en Italia, el 18 de febrero de 1944, a las 11:30 de la mañana, cuando él apenas tenía meses -había nacido el 6 de septiembre de 1943-, y, obviamente, aquello condicionó buena parte de los primeros años de su vida.
The Wall habla de una crisis existencial, y abunda en el aislamiento, que se simboliza en un muro, y que se narra en base a la vida del protagonista, Pink.
Un resumen a grandes rasgos
En la niñez y primera adolescencia, Pink es atormentado por maestros de los que pegan con la regla en los dedos o regalan capones en las cabezas…
Pink se casa muy joven y empiezan a aparecer nuevos muros.
Mientras se encuentra, como estrella del rock que es, girando por los Estados Unidos, busca sexo sin compromiso con una mujer, pero al hacer una llamada a su casa, detecta la infidelidad de su esposa.
Va concluyendo la construcción de un muro, tras lo que empieza a dudar.
Se encierra en la habitación del hotel y empieza a sentirse absolutamente deprimido, e incluso pensando en volver a sus orígenes.
Es encontrado inconsciente por su mánager, tendido en la habitación, motivo por el cual se le inyectan fármacos para recuperarlo.
Aquello funciona, pero las alucinaciones llegan y cree ser un dictador fascista dispuesto a hacer locuras como atacar a minorías éticas.
Desciende a la locura.
Pero la psicodelia frena.
Se siente culpable, y un juez le ordena derribar el muro.
Tras lo cual, sale, lo abandona.
The Wall, un exitoso trabajo
El undécimo trabajo de estudio de Pink Floyd fue un exitazo mundial, con más de 30 millones de discos vendidos, aunque donde realmente arrasó fue en Estados Unidos fue el álbum más vendido de la década de los 70 y el tercero de todos los tiempos en aquel país, siendo allí 15 semanas número uno en ventas.
Los integrantes del grupo no acababan de estar de acuerdo con ciertos planteamientos, pero el productor Bob Ezrin logró que limaran asperezas para engendrar uno de los trabajos musicales más destacados del siglo XX.
De hecho, éste fue el último disco de la banda como cuarteto. Richard Wright fue despedido por Waters, aunque siguió colaborando como músico de estudio con la banda.
Meses después de no verse, Pink Floyd se reúne en julio de 1978 en los Britannia Row Studios, de la capital londinense, donde Waters explica lo que ha creado: primero una demostración musical de 90 minutos que ha titulado Bricks in the wall, y en segundo lugar un relato sobre los sueños de una noche que tiene un hombre, en donde plantea el debate entre promiscuidad y vida familiar.
El resto de la banda elige la primera opción.
La segunda, confirmaría el primer álbum en solitario del bajista, The pros and cons of Hitch Hiking.
Además, de Another brick in the wall, pt. 2, fueron sencillos de este trabajo Run like hell y Comfortably numb.
Dado el enorme éxito del LP, algunas de las canciones descartadas en la grabación del mismo sirvieron para componer un nuevo disco, que vería la luz en 1983, bajo el título The final cut.
The Wall, la película
El filme The Wall, de 1982, dirigido por Alan Parker y protagonizado por Syd Barret, constituye una de las primeras y más exitosas reflexiones en torno a la posmodernidad.
La película se teje en torno al disco de Pink Floyd y muestra imágenes y sonidos sobre los problemas de la época.
Pink, un cantante de rock sobrepasado por el contexto en el que vive, recuerda una niñez sin la figura paterna, con una madre sobreprotectora y a la vez manipuladora, a la par que sus dificultades enormes para relacionarse con un entorno alienante.
El filme contiene quince minutos de secuencias de animación que creó el mismo autor que la portada del LP, Gerard Scarfe -quien también hizo todos los diseños de la gira posterior a la publicación del disco-.
Algunas de ellas, por cierto, describen una pesadilla basada en un hipotético ataque aéreo de los alemanes sobre Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial.
El concierto más especial en torno a The Wall
Sin duda, el concierto más recordado en torno a la interpretación del disco, y en particular a Another brick in the wall, tuvo lugar el 21 de julio de 1990, apenas unos meses después de la caída del Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989), en Postdamer Platz, en la capital alemana.
Sin embargo, no tuvo como protagonista a toda la banda Pink Floyd, sino a Roger Waters, quien interpretó el tema en directo, con la norteamericana Cyndi Lauper, a la voz, con una interpretación singular.
El 10 de septiembre de aquel mismo año se publicó como sencillo promocional de The Wall – Live in Berlin que contó como cara B con la versión de Run like hell -también parte de The Wall-, que hicieron los alemanes Scorpions.
Aquel día también actuaron allí, entre otros, Sinead O’Connor, Van Morrison o Bryan Adams.
Por otra parte, la canción formó parte del setlist de la mayoría de conciertos en directo de Pink Floyd desde que se lanzó -con alguna excepción, como el Live 8 de Londres, en 2005.
De hecho, en la gira de presentación del LP, entre 1980 y 1981 (iniciada el 7 de febrero de 1980 en Los Ángeles), se interpretó tal cual se grabó -con las voces del coro de Islington Green School reproduciéndose a partir de una cinta de revox-, con improvisación en el tramo final del mismo.
No faltaba, como decimos, en el listado que barajaba la banda, en sus directos, aunque en cada ocasión aplicaba (en cada gira, para ser más concretos), aplicaba diferentes arreglos.
Veinte años más tarde, Waters giró con The Wall (entre 2010 y 2013), logrando la gira con una mayor recaudación de un «solista» en la Historia hasta entonces.
Berlín y el Muro
Aunque, como vemos, el concepto original de The Wall no tiene que ver con esa caída del Muro de Berlín, el álbum habla de ira, de dolor, de decepción.
Algo en nada ajeno a lo que aconteció en la Guerra Fría. A lo que ocurrió durante décadas en la capital alemana, que era el epicentro, por cuestiones obvias, del telón de acero existente entre este y oeste.
Una ciudad, unos hermanos, padres e hijos, separados por un gran muro.
Berlín Oriental y Occidental estaban divididos por una muralla de más de 43 kilómetros.
Acabo de aterrizar de un viaje a Berlín, y allí la Historia se palpa. La tristeza, también.
Aquí dejo algunas imágenes del Museo del Muro de Berlín, cercano al East Side Gallery, donde se pueden ver hasta 103 murales en ese apabullante panel al aire libre que consta de más de 1.300 metros de extensión.
Sí, ese lugar en el que se puede ver el beso entre hermanos, que representa a los líderes comunistas de la URSS y Alemania Democrática (RDA), Leonid Brézhnev y Erich Honecker, cuando años atrás habían tenido ese gesto en el 30 aniversario de la RDA.
El Museo, que teje su relato a partir de vídeos -como el de la actuación de Roger Waters en Postdamer Platz-, cuadros, textos y alguna que otra simbólica representación militar e incluso de los hogares alemanes previos a la caída del Muro, ofrece una perspectiva clara de qué ocurrió durante mucho tiempo en la fría Berlín.
Parada obligatoria, si acudís a Berlín.